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  4. Plantas de balcón y en cajoneras de cultivo
  5. La lavanda

Características

La lavanda

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Cuidados

Riego:
Medio
Luz:
Sol
Esfuerzo de cuidado:
Medio

Periodo de florecimiento

Características

Donde plantar:
Arriates, macizos, balcón, terraza
Altura planta:
30 a 100 cm según la variedad
Color de la flor:
Las lilas

Plantar adecuadamente

Cultivo de la lavanda

Espacio destinado a su cultivo:

La Lavandula angustifolia —conocida comúnmente como espliego y lavanda, entre otros muchos nombres— agrupa diversas variedades que se comercializan para imprimir un aire mediterráneo a nuestros jardines. Se desarrolla plenamente tanto en los jardines como en las terrazas y los balcones. Siendo una planta melífera (o apícola), atrae a las abejas, las mariposas y otros insectos. El periodo de floración de la lavanda varía según las condiciones climáticas, así como en función de la variedad y la naturaleza del suelo. Aunque originaria de tierras templadas, se adapta bien a las latitudes altas, siempre que se encuentre en un lugar cálido y soleado. En el norte de Europa, incluso puede ser perenne, siempre que esté protegida del viento y plantada contra un muro orientado al sur. No obstante, la resistencia de esta planta es un concepto relativo: en los viñedos, supera la temporada fría sin ningún problema, mientras que necesita una protección adecuada en las regiones más frías. La lavanda prefiere los suelos permeables, calcáreos e, incluso, pobres.

Colocación de las plantas:

La lavanda se puede sembrar en semilleros a cubierto o directamente en suelo firme. No obstante, un mantillo para hierbas finas es ideal, ya que contiene pocos nutrientes y su contenido de arena ofrece buenas condiciones de cultivo.

Cultivo en semillero:
la siembra de la lavanda en semilleros puede comenzarse a partir de febrero. La cajonera de cultivo se debe cubrir con una tela no tejida y colocarse en un invernadero. Al cabo de cuatro semanas, como máximo, las plántulas necesitan luz, por lo que hay que retirar la tela no tejida. Tras las últimas heladas, las plántulas se pueden trasplantar en el jardín.

Siembra en suelo firme:
la lavanda se puede sembrar a partir de marzo —no antes—, lo que permitiría disfrutar de la floración a partir del verano del mismo año. Asegúrate de haber descartado cualquier riesgo de heladas. La separación entre las plantas debe ser de 60 cm para que tengan espacio suficiente para desarrollarse y que el sustrato se pueda secar en caso de humedad. Recubre las semillas con tan solo un poco de tierra. En condiciones óptimas, la germinación ocurre en 1 o 2 semanas como máximo, sin embargo, en ocasiones, puede tardar hasta un mes. Asegúrate de que el sustrato esté siempre húmedo. Riega regularmente. Una escarda regular evitará la asfixia de las plántulas.

Plantación en mesas de cultivo:
para cultivar la lavanda en una mesa de cultivo, debes asegurarte de que haya un buen drenaje del agua. Coloca un trozo de barro cocido o algo similar en el fondo de la mesa o cajonera de cultivo, sobre el orificio de drenaje, y seguidamente deposita una capa de drenaje conformada por esferas de arcilla o grava fina. También es posible añadir arena o espuma de poliestireno para obtener un suelo ligero y bien drenado. Riega bien la lavanda al principio, incluso la sembrada en macetas, y mantén el sustrato húmedo.

Nuestro CONSEJO

Además, las flores de la lavanda tienen un efecto repelente contra los insectos. Para mantener alejados los mosquitos, ata varios cordeles alrededor de un vaso e inserta inflorescencias de lavanda.

Cuidar adecuadamente

Cuidados de la lavanda

Riego:

Durante la primera etapa que sigue a la siembra de la lavanda, el sustrato debe mantenerse húmedo siempre. Puedes reducir el riego una vez que el crecimiento haya arrancado con buen pie. Evita el anegamiento. Si riegas mucho las plantas, estas pueden marchitarse y enmohecerse en verano y, en invierno, congelarse las raíces.

Fertilización:

La lavanda no requiere muchos cuidados, así pues, no hay necesidad de fertilizar frecuentemente. Es mejor renunciar al suministro frecuente de fertilizantes y compost. Fertiliza si la floración decae. Un exceso de fertilizante acelerará el crecimiento de tallos poco firmes. Evita la colocación de abrigos vegetales, ya que acumulan demasiada humedad, provocando frecuentemente el desarrollo de mohos y la podredumbre de las raíces.

Poda:

Es importante podar regularmente la lavanda para rejuvenecerla, fomentar su floración y mantenerla vigorosa. Poda la lavanda dos veces al año. Nosotros recomendamos el método «un tercio-dos tercios». Esto significa que la primera poda severa se realiza en primavera. Se debe esperar a que no haya riesgo de heladas y actuar antes de la aparición de las primeras inflorescencias. No podes las plantas más de dos tercios. No podes demasiado el tallo principal, solo un poco por encima del desarrollo endofítico del año anterior. Así, los puntos de corte se pueden ramificar nuevamente para formar un nuevo follaje más compacto. La segunda poda se realiza en verano, tras la floración de la lavanda. Esta poda le da a la planta la fuerza suficiente para una segunda floración. Al realizar esta operación, se debe podar aproximadamente un tercio de la planta. No se debe podar el tallo principal ni los tallos jóvenes nuevos.

Medidas que adoptar en invierno:

La Lavandula officinalis —subespecie angustifolia— es ciertamente resistente hasta los -15 ºC, sin embargo, fuera de las regiones vitícolas, necesita una protección suplementaria. Protege la lavanda de las heladas colocando un abrigo vegetal en la base de los tallos y una cubierta de ramas de abeto o de paja. La lavanda en maceta puede pasar el invierno al aire libre. En invierno, no obstante, asegúrate de que las plantas de lavanda estén resguardadas de la lluvia, contra los muros de la casa. Durante los largos periodos de heladas, te aconsejamos trasladar las plantas de lavanda a una estancia clara con una temperatura entre los 10 y 15 ºC.

Productos para el cuidado de la lavanda

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